La Cosecha 2013 fue la primer añada fría de una serie de 3 que se completó con el reciente 2015.
A diferencia de su antecesora – la 2012, típico año mendocino de buen calor y madurez, esta fue una añada que recordaremos por la frescura y expresividad de aromas, acidez brillante y taninos de filigrana que aportó a los vinos una especial capacidad para ser guardados, por supuesto, para quienes resistan la tentación!
“Ser o no ser” y en lugar de una calavera en mano, racimos de Malbec. Es lo que parece pensar David, con el Cerro Aspero como marco en la fría (ex) Altamira, el sitio que más nos hace esperar en el Valle de Uco. Y lo veo cómo preguntándose: que es mejor, caluroso o frío? Que caracteriza mejor a nuestros tan especiales terruños? Cuándo se muestran con más simpleza y genuinidad, sinceros y honestos?
Y si estos son atributos que valoramos es porque no nos gusta lo complicado, rebuscado, confuso, sobre-sazonado, enjundioso. Ojo que simplicidad no es simplismo sino todo lo contrario; nunca más en las antípodas que en los asuntos de uvas y vinos. Aquí simpleza es sinónimo de precisión. Y no hablo de viticultura de precisión- muy lejos de eso- esta precisión se refiere a que el lugar se expresa en los vinos con nitidez, con sentido de trascendencia. Nos trasciende como productores y no nos deja imponer huella alguna.
Entonces nos gustan las cosechas frías. Porque el frío ayuda a resaltar lo mejor de cada terruño y lo proyecta aún más allá de lo que imaginamos. Y podemos tomar los vinos pronto también, no hay taninos complicados que domar ni verdes que apaciguar en nuestras viñas…
En la temporada de cosecha 2013 tuvimos días frescos y noches frías que mantuvieron la acidez en niveles óptimos hasta el momento de cosecha, por ello los vinos resultantes tienen gran armonía y balance. Todo en ellos es más natural.
Las temperaturas medias de Enero fueron de alrededor de un grado centígrado más bajo que el
promedio histórico de ese mes. El frío llego temprano, antes de que Febrero terminase, atenuando la
curva de madurez. La llegada del otoño fue aún más fría, balanceando el nivel de azúcar con el de
acidez.
Los suelos arenosos y pedregosos del Valle de Uco respondieron mejor que las zonas bajas de base arcillosa.
Nuestros vinos
A medida que pasan los años, percibo que me cuesta cada vez más utilizar los recurrentes descriptores que acostumbramos escuchar durante tanto tiempo. Sabemos que cuando un vino tiene suficiente personalidad, no necesita descripción sino que es capaz de hablar por sí mismo.
El 2013 fue un gran año para Iubileus, menos tímido en nariz que el 2012 y al mismo tiempo, con más tensión y frescura. El Malbec explota en su carácter y muestra un Gualtallary puro y muy franco.
La Craie, es nuevamente toda una manifestación calcárea. Mineralidad en su más pura expresión La añada y las cepas lo han hecho todo, nosotros poco y nada. Un vino vertical.
Finalmente, el nuevo PerSe: Francesa, un blend de parcela de un novísimo y apasionante terruño del sudoeste del Valle de Uco, Los Chacayes. Es un vino de llamativa ingenuidad que me transporta a los 80´s, época en que los viticultores locales aún llamaban francesa a las viejas poblaciones de Malbec mezclado con otras tintas que abundaban en nuestro encepado mendocino.
Como dice el título de este Desde la viña- Despertando emociones, a medida que se nos van acabando los descriptores (o más bien, las ganas de usarlos) toman su lugar distintas emociones. Por ejemplo, la necesidad de vincular el pasado con el presente como una suerte de tristeza nostálgica. Un gran amigo le llama a esto una tristeza sabia, sabrosa, no avinagrada. La alegría que nos genera traer al presente las cosas lindas del pasado. Se disfruta, no se sufre.
Si hay algo que me da inmensa alegría es compartir con mi hijo Santiago (18) nuestros gustos por la música. No es fácil – a nuestra distancia generacional, que a mí me guste algo muy actual y me me pone muy contento verlo disfrutar temas o incluso bandas ochentosas o setentosas como si el que hubiese vivido esa época fuese él.
Es por eso cuando días atrás me dijo – escuchaste esto? y me puso este podcast, no dude en elegirlo para acompañar mi relato de esta cosecha 2013. Encontré en Ocean de John Butler la mejor manera de trazar un puente entre las emociones que genera escucharlo (y verlo!) y nuestra filosofía en PerSe, la del menos es más, la del poder servirnos de la tecnología sin dependencia, la del poder vinificar nuestras parcelas en cualquier lugar –mientras sea limpio y cómodo- porque lo que realmente vale es la uva y el sitio de donde proviene.
A quienes no lo conozcan, les recomiendo se tomen los 12 minutos que dura el tema hasta el final
porque como los grandes vinos, tiene varias capas y crece a medida que transcurre el tiempo.
Chau!
Buenísimo el articulo. Saludos.